ella me dio las llaves de la ciudad prohibida yo, todo lo que tengo, que es nada, se lo di.
Así crecí volando y volé tan deprisa que hasta mi propia sombra de vista me perdió,
para borrar mis huellas destrocé mi camisa, confundí con estrellas las luces de neón.
Lo que sé del olvido lo aprendí de la luna, lo que sé del pecado lo tuve que buscar.
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